¡Hola mis fieles lectores! El mes de mayo es muy especial para mí porque es el mes que mi mamá me tuvo a esta que te escribe hoy. No por la sencilla razón de que nace una niña en este mundo. Es porque ella no tenia que dejarme nacer. La decisión era de ella de que yo naciera o no.
¿Porque digo esto? Es porque fui producto de una violación cometida contra ella. ¿Por qué tener un recordatorio tan terrible como eso? ¿Verdad? En lo que se refiere a la sociedad, ella estaba en su derecho humano para deshacer de “esta cosa” que estaba adentro de ella.
Mas sin embargo ella sabia que lo que había adentro de ella era una criatura que se estaba formando cada día. A las seis semanas de fertilización, los bracitos y piernitas se están desarrollando. El corazón empieza latir, y los ojitos se están creando.
Para mí, mi madre me dio el más precioso regalo que alguien me pudiera dar. ¡La Vida! Ella sabía que Dios es que daba la vida y que yo tenía un plan aquí en la tierra. Ella me amaría y me ensenaría lo bueno que yo necesitaba aprender.
Por esto en este día quiero agradecer a mi madre María Luisa Lozada por amarme tanto. Que, aunque ella se confrontó con una de las decisiones más difícil que puede tener una mujer en su vida ella decidió por tenerme a mí.
“Porque tu formaste mis entrañas; tu me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabare; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en lo oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vio tus ojos y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas.” Salmos 139:13-16
¡Paz, Amor, Y Alegría!
Sandra Ivette Miranda