¡Hola, leales lectores! Me alegro mucho de que estés conmigo hoy para que podamos hablar de un tema que a muchos no les gusta escuchar. Esperemos que no estés en esa categorÃa a la que me refiero. Incluso si es asÃ, es posible que lo vea de manera diferente al final de esta publicación de blog. ¡Realmente creo que puede ser para ti!
La palabra que voy a compartir es la palabra paciencia. ¡No! Tal vez esto NO es lo que querÃas leer esta semana. Sin embargo, permÃtanme arrojar algo de luz sobre esta palabra. Primero, veamos la definición de la misma. Se define como la capacidad de tolerar o aceptar retrasos, problemas o sufrimientos sin enojar o enfadar.
Te estarás preguntando; ¿Cómo no molestarse o enojarse cuando hay un retraso en su situación? Cuando calmas intencionalmente tus emociones, traerá paz dentro de ti. A medida que evalúas tu situación, procedes a poner en práctica lo que puedes lograr. Estás esperando activamente lo que deseas.
Deja que lo que estás deseando produzca una expectativa del resultado. Esto, a su vez, producirá una alegrÃa de anticipación que los llevará hasta que se convierta en una realidad. Te estás moviendo en la dirección correcta con tus acciones junto con tu fuerza para perseverar incluso con el tiempo mismo.
La paciencia no es la capacidad de esperar, sino cómo te comportas mientras esperas. La paciencia atrae a dos grandes amigos que son la paz y el gozo; acerca lo que está lejos. La paz y el gozo se producen dentro de ti, y no están determinadas por situaciones externas. Es una elección deliberada que uno hace calmadamente, esperando pacientemente el momento que lo cambiará todo.
Dicho esto, te animo a que elijas de manera intencional, con gozo, pacÃfica y pacientemente lo que esperas. Llegará en el momento adecuado y en el momento preciso que no podrÃas haberlo planeado mejor. ¿Por qué? En pocas palabras, ¡Dios escucha tus oraciones!
"Esperé pacientemente al Señor; Se volvió hacia mà y escuchó mi clamor" Salmos 40:1
¡Paz, Amor y Gozo!
Sandra Ivette Miranda